El hecho de hablar de valor no nos hace valientes; ni comprarnos unas zapatillas de esparto nos hace humildes; hablar de sinceridad no nos hace sinceros; ni hablar de espiritualidad nos hace “espirituales”; el deseo de ayudar, pocas veces ayuda verdaderamente...
Pienso que poco de lo que decimos, poco de lo que opinamos, habla de lo que verdaderamente somos; pero lo que transmitimos en la invisibilidad, aquello que todos sentimos y que todos perciben, aunque muchos no lo sepan: los trabajos secretos del corazón, los del sol, los del árbol... los que no esperan ser considerados valientes, o humildes, o espirituales y caritativos... los actos de la entrega interior, los desprendimientos del alma, el desvanecimiento de las estructuras falsas del pensamiento... esos trabajos, simples y sencillos, de los que no se puede hablar en un lugar cualquiera, parecen ser las verdaderas revoluciones.
Pienso que poco de lo que decimos, poco de lo que opinamos, habla de lo que verdaderamente somos; pero lo que transmitimos en la invisibilidad, aquello que todos sentimos y que todos perciben, aunque muchos no lo sepan: los trabajos secretos del corazón, los del sol, los del árbol... los que no esperan ser considerados valientes, o humildes, o espirituales y caritativos... los actos de la entrega interior, los desprendimientos del alma, el desvanecimiento de las estructuras falsas del pensamiento... esos trabajos, simples y sencillos, de los que no se puede hablar en un lugar cualquiera, parecen ser las verdaderas revoluciones.
Comentarios
Publicar un comentario