Ir al contenido principal

Hablo ¿para quién?

No es lo mismo atreverse a decir “cosas transgresoras” para “mis enemigos”, que decir cosas que suenen transgresoras para “los míos”. Aclaro que utilizo este vocabulario genérico y extremo para que sea más claro lo que quiero desarrollar.

Cuando digo cosas transgresoras para mis oponentes, me siento arengado por el apoyo de los míos. Pero decir algo sin el apoyo de Nadie, y sabiendo que a los míos no les va a gustar, eso es otra cosa.

Cuando me alzo como la voz de un grupo, voy a tratar de contentar las opiniones de ese grupo. Las opiniones que ese grupo tenga sobre mí, puede ser que sean tanto mejores, cuanto más ataque al bando contrario. A medida que esta situación se hace más extrema, se van creando lo que conocemos como ideologías extremistas. Más en contra estoy del “oponente”, más extremo me hago.

Nos creemos, entonces, que estar en un término medio es saludable, y rechazamos los extremos; sin embargo, no vemos que el mecanismo de comportamiento, la estructura lógica, es exactamente la misma desde el minuto uno en que tomo al otro como un “oponente externo”. Aunque lo decore con el diálogo y me diga que yo no soy radical, lo que no puedo ver ahí es que estoy utilizando una estructura que es la base del radicalismo.

De modo que las soluciones no están en moderarse, sino en contemplar TAL Y COMO ES, la estructura lógica que me mueve y que crea la percepción de separación y amenaza entre las personas que opinan distinto.

Así se van generando estos “bandos ideológicos”, en los cuales me siento protegido, y en los cuales no quiero pelear, dentro de ellos, pues me incomodaría mucho. Pelearme con el contrario me da fuerzas, pero con los de dentro me las quita. Así voy constituyendo una forma de hablar que no irrite a los míos. Les voy a decir lo que les gusta oir. Me voy acomodando cada vez más, y me voy olvidando cada vez más de quién soy. Así funcionan las ideologías.

De este modo, cuando uno, dentro de un grupo, empieza a pensar diferente del grupo, se va a sentir muy incómodo, porque va a recibir las críticas de “los suyos”, y esas sí le duelen (quizás las del contrario no). Me callo lo que verdaderamente quiero decir, porque tengo miedo a que “mi grupo” me rechace, me critique, me diga que soy tal o soy cual, que he cambiado, que me estoy volviendo loco...etc.

Sin embargo, es cuando me salgo de mi propio molde, de mi propio grupo, cuando empieza a tomar forma real lo que verdaderamente soy, cuando dejo de ser el molde de una ideología familiar, política, de amigos, deportiva o del tipo que sea.

Por supuesto que siempre tendré una tendencia de preferencia hacia una ideología, un grupo, una determinada forma de ver la vida; pero no es lo mismo que esa preferencia sea una música de fondo, a que sea el director de la orquesta de mi vida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"El Efecto Vacío; Sincronización 88"

MA-PA PREGUNTA-RESPUESTA El mapa nos muestra por separado lo que siempre estuvo junto. Una de las maravillas que suceden cuando uno viaja aprovechando la observación, es que va descubriendo la “complementariedad” de ciertos actos que desde la distorsión se pueden ver desde la comparación-competencia, pero que al ir mutando la percepción, empieza a ser muy visible la unidad que habita debajo de tales comportamientos. Por ejemplo, en Argentina es muy común la IMPUNTUALIDAD ; sin embargo, en Europa la puntualidad se toma como un “valor” muy importante. Tomado desde una perspectiva divergente, unos se pueden sentir superiores a los otros, que lo hacen mejor, sin embargo, si lo empezamos a ver desde la perspectiva global, entonces la cuestión cambia por completo. ¿Por qué es impuntual el argentino? Cuando una persona tiene más acceso al campo de potenciales, en este caso estamos hablando de un país con código 5, lo que permite a sus individuos tener un acceso más...

Imágenes del vídeo "La relación con el dinero y la trampa del tiempo"

TIPS BÁSICOS PARA PROYECTOS “SEMILLA”

Aquí comparto unos cuantos puntos que he ido observando y descubriendo, acerca de dedicarse a una profesión asociada a un talento, a una pasión, a algo que resuena internamente... etc. Esta es solo mi visión.  Punto 1: Me parece muy importante descartar  las ideas “mágicas” y la asociación “trabajo=castigo” , tanto unas como otras, nos alejan de la realidad. En todo caso, creo que la realidad es más mágica de lo que uno cree, y lo es en forma real, porque tiene su obvio propio movimiento. Todo proyecto, por mucho que nos entusiasme, va a requerir de mucha implicancia y mucho trabajo. Si asociamos “como esto me gusta, me va a llegar todo solo”, estamos en un error, aparte qué aburrido...; y si asociamos “aunque esto me guste, la vida es un trabajo sacrificado y todo depende solo de mi esfuerzo”, estamos en el mismo error en la vía contraria, y sosteniendo una visión del año 1500... Creo que trabajar en lo que a uno le gusta es maravilloso, y cuando uno se implica mucho,...