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Le abrí la puerta al miedo y.... ¡no había nadie!




Últimamente me ha dado por ver documentales de biografías. He pasado de Lutero a Gandhi, de Tesla a Matt Damon, y de Amy Winehouse a Galileo... sí, ¡menuda macedonia de vidas!... curiosamente, en aquella diversidad es donde más encajan los puzzles de la vida, pues de cada uno pueden aprenderse cosas muy distintas. Pero no voy a enrollarme con eso, sino a contar el caso concreto más llamativo. Viendo la bio de Galileo, hablaron, por supuesto, de Copérnico, y explicaron que el sistema heliocéntrico, es decir, que el Sol estuviera en medio de los planetas y que fuera la Tierra la que giraba alrededor de él, Copérnico lo “intuyó”, porque vio que sería más fácil que encajasen sus cálculos si el Sol estaba en el medio, que si giraba alrededor de la Tierra. No tenía pruebas sólidas para comprobarlo, y por eso estuvo mucho tiempo sin atreverse a publicar lo que “veía”, por temor a que la ciencia oficial se riera de él. Según sus cálculos, la Tierra giraba sobre sí misma a más de mil kilómetros por hora, además del movimiento de traslación. ¿Cómo iba a explicar este hecho a la sociedad de la época? ¿Cómo iba a demostrar que estaban en movimiento, ante la “irrefutable” presencia de que estamos estáticos aquí y ahora, que nada se mueve?

Esto me ayudó muchísimo, porque la “evidencia”, normalmente es tan “evidente”: “si yo estoy quieto, tú estás equivocado al decir que la Tierra se mueve”, que a quien vé otra cosa, a quien empieza a atisbar otra forma de percibir, le aterra encontrarse con la “lógica común”. ¿Cómo voy a refutarlo?

Salvando las distancias, por supuesto, sentí que me había sucedido algo muy parecido. Hace años que empecé a tener una clarísima percepción acerca de la Economía: el miedo como principal generador de escasez y sometimiento a una autoridad externa. Empecé a intuir con claridad que era al revés de lo que pensábamos: que no era que el miedo lo creasen unos cuantos desde fuera, sino que nuestro miedo nos provocaba la situación (que, por supuesto, se retroalimenta después con el miedo que inflingen unos pocos). Sin embargo, mi propio miedo a que cualquiera pudiera utilizar una “lógica común” para refutar lo que yo veía, me impedía transmitir el mensaje tal y como lo estaba viendo.

Hace unos meses me enfrenté a ese miedo con rotundidad. Me dije: “¿si? ¿llamas a mi puerta? pues esta vez voy a abrirla, voy a dejar de esconderme debajo del sofá”. Y entonces sucedió algo magnífico: además de no haber nadie detrás de aquella puerta, empecé a ver muchísima más información sobre economía de la que veía antes, y empecé a ver la total y absoluta relación que tiene nuestro fluir económico individual con las emociones, con aceptarnos tal y como somos, con dejar de lado las imágenes que nos hemos fabricado de nosotros mismos y de los demás. Entonces empecé a escribir El Espíritu Económico con una velocidad que desconocía. Al tiempo iba practicando en mí lo que “veía”, y aceptando que, si lo estaba viendo con tal claridad, era necesario que fuera contado, y dejar definitivamente el miedo de lado.

Creo que, en el fondo, esto lo vivimos todos tarde o temprano, y por eso nos "resuena" una información que a nuestro entendimiento le parece una locura; sin embargo, algo dentro nuestro nos dice que Sí, que por ahí tenemos que ir. 

Este libro surgió como práctica para la mente, puesto que en realidad, si fuésemos capaces de dejar todos nuestros asuntos económicos en manos de nuestro Ser, este libro no sería necesario, pero como para la mente es necesario hacer un “soltar”, un movimiento que deje de agarrarse al temor, a la escasez... están los ejercicios y la meditación propuestos en este libro.

Como ya he dicho anteriormente, no es un libro para “atraer” nada a tu vida, ni para hacerse rico, sino para disfrutar de la PLENITUD natural del ser humano que está alineado con su verdadera naturaleza. Es un ejercicio a todos los niveles de Ser, desde lo más físico a la Conciencia. 


(A partir de esta semana dejaremos dos ejemplares disponibles en Biblioteca para nuestros alumnos Unkido.)

Comentarios

  1. Ese miedo es lo que me paraliza en este momento, le doy vuelta al asunto todos los dias aveces desisto de dejar mi empleo y me siento privilegiada por tenerlo, otras veces pienso que es un asco y que no me permite vivir la vida que quiero, sencilla, tranquila, con menos gastos derivados del trabajo, etc

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    1. El miedo es también una enorme fuente de aprendizaje. Allí hay muchas claves. ;) Abrazos Andrea

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