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El Masculino, el Femenino y el Dinero



 "Equilibrio" Dibujo de José Mataloni

EL DAR Y EL RECIBIR: MASCULINO Y FEMENINO

Muchas personas dicen que se sienten más cómodas dando que recibiendo, por tanto, en ellas existe una programación mental previa para dar y no tanto para recibir. Recibir es la energía femenina. La naturaleza es una viva expresión de esta energía. La naturaleza recibe la energía del sol, que es masculina, y le otorga la vida. La naturaleza recibe, y al mismo tiempo da sus frutos. De hecho, utilizamos la palabra “natural” cuando queremos expresar que algo sale sin esfuerzo, como si fuera en la esencia de uno mismo. También decimos: “es mi naturaleza”, cuando queremos expresar que hacemos algo simplemente porque nos sale, como una vocación, o entregar una mano amiga o nuestro cariño cuando verdaderamente tenemos el impulso por el corazón. La naturaleza es un gran espejo en el que poder observar nuestra propia energía femenina.

Durante cientos de años la energía femenina ha quedado rezagada a un plano casi invisible. De esta forma, el ser humano ha tenido que “ganar el pan con el sudor de su frente”, pues tenía toda su atención puesta en el lado masculino de su ser. Sin embargo, esta percepción deja a la totalidad del ser “coja”, sin una de sus patas fundamentales, que es la recepción. Si no sabemos recibir, simplemente tendremos que buscarnos la vida de forma dura y sufriente para poder alcanzar lo que queremos tener. Activar la energía femenina comienza cuando empezamos a abrirnos a la recepción. Por ejemplo, empezar a abrirnos cuando alguien nos ofrece su ayuda, y dejar a un lado el pensamiento de: “no te quiero molestar, no hace falta que te molestes por mí”, pues al igual que uno puede sentirse enormemente satisfecho dando, debemos comenzar a permitir que los demás también sientan esa satisfacción a través de nosotros.

Así, cuando uno no tiene activada la energía femenina en sí mismo, se puede encontrar con muchos conflictos de pareja entre hombre y mujer. “Yo le doy todo y él o ella a mí no me da en la misma forma”, “Yo le di todo mi amor, pero él o ella no me dio lo mismo”... etc.  De igual forma, hay personas que están “programadas mentalmente” para pedir, y no saben dar. Digo pedir, y no recibir, pues el recibir natural no pide, al igual que la Tierra no le pide al Sol que lo alumbre, sino que simplemente está abierta a recibirlo. Éste sería el tipo de persona que siempre está reclamando atenciones, pidiendo favores... etc. En estos casos tampoco está fluyendo la energía femenina correctamente, pues la recepción está siendo constantemente solicitada. Cuando la energía femenina está fluyendo en su forma “natural”, no existe el reclamo, sino que lo que existe es “atracción”. La energía femenina atrae, no a través del esfuerzo artificial, sino de forma completamente natural.

Tengo que decir que, cuando hablamos de un tipo u otro de personas, a lo que nos estamos refiriendo en realidad es a un tipo u otro de comportamiento, pues se pueden dar varios de ellos en la misma persona, y todos tenemos en nosotros mismos la semilla de estas actitudes. Cada cual desarrollará unas en más medida que otras. De modo que no se trata, en ningún caso, de señalar con el dedo a aquellos que actúan de una determinada manera, pues todos tenemos uno de estos programas mentales por los que nos comportamos de forma “antinatural”. Digo esto pues es muy común que, cuando leemos algo sobre “cierto tipo de personas”, nuestra mente inmediatamente elige a su “víctima” y hace un juicio inmediato sobre alguien que conoce, acusándolo de comportarse de esa forma. No es ésta la intención del Espíritu Económico, ni mucho menos, pues más bien es la de entender que todos y cada uno de nosotros llevamos dentro estos comportamientos negativos, y nuestro impulso es el de trabajarnos en uno mismo y dejar de juzgar la vida y actitudes de los demás.  La pura y simple observación en uno mismo de que se trata de comportamientos aprendidos y antinaturales, hace que dejemos de actuar de esta forma y comenzar a sacar lo que verdaderamente habita en nosotros de forma pura y esencial.

¿Qué sucede con los hombres en estos tiempos? Se les ha enseñado toda la vida a que son “los cabezas de familia”, los “proveedores”, los que tienen que mantener una determinada actitud de seguridad, que no pueden mostrar sus “debilidades” porque serían criticados de no ser verdaderos hombres. De modo que, con la entrada actual en toda la humanidad de esta energía femenina que se está activando, se sienten confundidos. Su naturaleza humana les lleva a querer expresar sus emociones, pero su educación les dice que las escondan, y ahí entra el conflicto. El hombre tiene que aprender a activar su energía femenina interior, y también aprender a recibir de forma natural. Mientras el hombre y la mujer estén activados en polos antinaturales de sus sexos, interiormente, lo que nos encontraremos fuera son conflictos de pareja que ponen de manifiesto el conflicto que internamente lleva cada uno de ellos.

El hombre y la mujer, por su naturaleza, son complementarios, y no sexos opuestos como se nos ha dado a entender hasta ahora. Su complementariedad está excelentemente expresada en el Sol y la Tierra. El Sol, masculino, entregando sin pedir nada a cambio, y la Tierra, femenino, recibiendo su luz y calor sin solicitarlo.

Ante los conflictos entre sexos que todos estamos viviendo, la actitud común es echar las culpas al otro sexo; sin embargo, a lo que la naturaleza nos está invitando es a algo bien distinto, pues sería más bien a enseñarnos entre nosotros aquello de lo que el otro carece. Las mujeres solemos expresar nuestras emociones con más facilidad, de modo que podemos empezar por enseñarle al hombre que también puede hacerlo y que no le vamos a juzgar como “debil” por llorar o porque nos muestre que está sintiendo dificultades y miedos. Si les seguimos exigiendo que tengan la imagen de hombres todopoderosos que les han enseñado que tenían que ser, seguiremos en conflicto; sin embargo, si aprendemos a conocerles tal y como son, en su naturaleza, sin las expectativas que también a nosotras nos ha creado la sociedad (búscate un hombre guapo, limpio, ordenado, trabajador, que te entienda, que te escuche... etc.), la situación puede cambiar bastante. Y me estoy refiriendo a que la mujer puede ayudar al hombre de forma concreta, pues es el tiempo de la energía femenina, y las mujeres tenemos una gran responsabilidad en ello. Se nos está poniendo en la tesitura de elegir entre demonizar al hombre que no encaja con la idea de hombre perfecto que hemos creado en estos tiempos, o bien aprender a complementarnos y mostrarle al hombre la suavidad y riqueza de la energía femenina, sin pasarnos del otro lado (¡las mujeres al poder!), sino equilibrando con armonía.

FEMENINO Y MASCULINO VS DINERO

¿Qué sucede en estos tiempos de crisis? Pues que las personas estamos sufriendo porque “no recibimos dinero”. Uno puede ir de puerta en puerta entregando curriculums y no encontrar ningún trabajo. Esto sucede porque la energía masculina que hasta ahora había dominado en la humanidad, ha dejado de funcionar como lo hacía, solo por sí misma, por la presencia de la nueva entrada de una gran oleada de energía femenina. De modo que las formas de actuar que antes funcionaban, ahora ya no funcionan. Antes una empresa podía hacer una buena publicidad, y rápidamente obtenía más clientes. Ahora observamos que las empresas se desviven por buscar clientes, y éstos no aparecen. Lo que está poniendo de manifiesto esta situación es que hemos de adaptarnos a los nuevos modelos energéticos y mentales de obtención de la riqueza, y decimos “nuevos”, aunque en realidad no lo son, pues son nuestra verdadera naturaleza y siempre estuvieron en nuestro interior, ignorados por los modelos artificiales en los que funcionaba un solo lado de la balanza.

Ejercicios para activar la energía femenina en uno mismo:


Activar la energía femenina en uno mismo es un ejercicio interior.

La observación de la naturaleza, el pasar ratos en contacto con ella es muy beneficioso.

También es muy importante desactivar “el ruido mental”, y tomar ratos cada vez más frecuentes en silencio, sintiendo el corazón de uno e ignorando lo más posible al pensamiento, que es un ejercicio de esfuerzo disfuncional.

Sentir la paz que habita en el corazón, que habita en el ahora.

Comenzar a realizar actividades que nos produzcan disfrute.

Pasar menos tiempo entre aparatos electrónicos.

Abrirnos a recibir cuando el otro quiere darnos algo, sin rechazarlo previamente. Obviamente, no se trata de recibir todo lo que nos ofrecen, sino de aprender a abrirnos y a ir abandonando la actitud de sentirnos incómodos por recibir.

Ejercicios para equilibrar la energía masculina en uno mismo:


-Hablar lo necesario

-Dar nuestra presencia solamente cuando nos salga de corazón estar con esa persona.

-Pasar el tiempo preciso con aquellos que queremos estar.

-Dejar de “hacer favores” que no salen de nuestro corazón.

-Abandonar la idea de que soy el salvador del mundo y que todos los demás me necesitan para que les ayude.


Una vez que se van equilibrando en nuestro interior estas dos energías, tan necesarias como complementarias, veremos cómo nuestra relación con el otro sexo mejora, así como nuestra relación con el flujo económico, puesto que el dar y recibir económico no son más que una expresión material de estas dos energías masculina y femenina.

Es muy evidente que todo se relaciona entre sí, y que si vemos un conflicto ahí fuera, es porque éste nace de nuestro interior, que se encuentra en un conflicto previo. Así se relacionan nuestros problemas de pareja, con los económicos, o con los de relaciones de amistad. En cualquiera de estos ámbitos tendré problemas si en mi interior no tengo estas dos energías en equilibrio.

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