Ir al contenido principal

La "carga": bisagra de doble sentido para la percepción


 


"Cuando yo me hago una Pregunta como el hecho de disponerme a hacer una casa, cuando la tengo construida, la Respuesta ya me cierra la Pregunta. Sin embargo, cuando la pregunta es ¿cómo puedo sobrevivir? con la mente no voy a encontrar Respuestas, sino “Soluciones temporales”. Es decir, encuentro un trabajo y me diré: “de momento, ya sé cómo voy a sobrevivir”, pero eso no cierra la pregunta, pues en cualquier momento me pueden despedir y veré que la pregunta sigue abierta. El hecho de encontrar un trabajo, no la cerró; solo me tranquiliza temporalmente. De modo que lo que la mantiene abierta es la inseguridad. Por tanto, compruebo que el pensamiento, las soluciones que me ofrece, no me ofrecen una completa seguridad, sino seguridades temporales que están abiertas a que esa determinada solución temporal sea duradera. De modo que, dependen del tiempo

Para poder observar la distorsión de forma completa, nosotros tenemos que observar esa CARGA que me produce la sensación de no saber cómo voy a sobrevivir. La incertidumbre que proporciona la falta de Respuesta, está sustentada por el combustible que supone la inseguridad: el MIEDO. Cuando ese miedo no está, tampoco siento inseguridad, pues puedo ver la Respuesta, y no las “Soluciones temporales” que me dan los programas.


Sin embargo, estamos acostumbrados a hacer precisamente lo contrario: huimos del miedo, de modo que, con ese giro de huida activamos el combustible para entrar en ese tránsito de TIEMPO que construye una experiencia, la cuál está en la incertidumbre de no saber cómo sobrevivir. Éste es el “juego” que nos permiten vivir los programas: tener la experiencia de ser un individuo separado que tiene que ganarse la vida con el medio externo para poder sobrevivir. Esta experiencia no la podría vivir sin el combustible: el MIEDO. Pero cuando me canso de vivir esta experiencia, ese mismo MIEDO que me permitió poder vivirla, es ahora una puerta de retorno a mi ESENCIA ORIGINAL. Si huir de él me permite entrar en esa “brecha de tiempo experiencial”; ahora, observarlo plenamente, en aceptación total, sin esfuerzo, sin luchar con él, sin eliminarlo, me permitirá salir de esa misma “brecha de tiempo experiencial". Veré así que la "carga" ejerce de bisagra de doble sentido en la percepción que tengo de lo que me rodea."

Fragmento de "LOS FOTOGRAMAS INVISIBLES: La Economía en Convergencia", de Laura Fernández Campillo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Masculino, el Femenino y el Dinero

  "Equilibrio" Dibujo de José Mataloni EL DAR Y EL RECIBIR: MASCULINO Y FEMENINO Muchas personas dicen que se sienten más cómodas dando que recibiendo, por tanto, en ellas existe una programación mental previa para dar y no tanto para recibir. Recibir es la energía femenina. La naturaleza es una viva expresión de esta energía. La naturaleza recibe la energía del sol, que es masculina, y le otorga la vida. La naturaleza recibe, y al mismo tiempo da sus frutos. De hecho, utilizamos la palabra “natural” cuando queremos expresar que algo sale sin esfuerzo, como si fuera en la esencia de uno mismo. También decimos: “ es mi naturaleza ”, cuando queremos expresar que hacemos algo simplemente porque nos sale, como una vocación, o entregar una mano amiga o nuestro cariño cuando verdaderamente tenemos el impulso por el corazón. La naturaleza es un gran espejo en el que poder observar nuestra propia energía femenina. Durante cientos de años la energía femenina ha quedado r

DAR SE

Cuando das con la finalidad de recibir (reconocimiento, cariño, pertenencia, aprobación, validación...etc.), llegará un momento en que, al no recibir, uno cree que está “dando de más”, “que es tonto por dar a quien no lo merece”... etc... y quizás tenga razón en la superficie, pero en lo que sucede en lo profundo, es que está teniendo una finalidad no vista. Creía que estaba “dando de corazón”, pero estaba dando para recibir. La cuestión no es cuánto das, sino desde dónde das. Porque ese “desde dónde”, si no recibe, va a acabar culpando al afuera de que no le da lo que merece, de que no es visto, no es tenido en cuenta. Simplemente, no me veo, no me tengo en cuenta, y doy para recibir atención, aprobación, cariño... necesito que el afuera me diga que soy lo que yo mismo no puedo ver de mí, y si no la recibo, es “el otro” el culpable de no reconocer mi valía, valía que, yo mismo no puedo ver y por eso “obligo” al otro a que me reconozca. La generosidad de quien se posiciona en su valenc

El palo en la rueda

Cuando el ser humano se acostumbra a la mentira, después le cuesta encontrar a su propia verdad. Se acostumbra a poner su esperanza en el futuro, y a vivir un presente que prepara constantemente lo que le falta al ahora. “A mí no”... ,-dice- “a mí no me puede pasar lo que a otros les sucede”. Y observa a esos “otros” que no pueden alcanzar lo que él tiene. Y dice “soy afortunado”. “Cumplo con los preceptos necesarios para que a mí no, a mí no me pase”. Y así uno, pedalea en su bici, en esa dirección, observando a los lados de la carretera a los caídos. “Lástima, les pasaré unas monedas”. Y sigue avanzando. Ni por su imaginación se pasa verse a sí mismo a través de ellos. Es solo algo externo que pareciera errado. Quizás no supieron llevar sus vidas “como dios manda”. Quizás lo merecen, o quizás es mala suerte... ¿quién sabe? Y sigue pedaleando... -Ups!!! pataplaf!!! (ruido de alguien al caer) Un palo se metió en la rueda de la bici. Y mientras uno está en el suelo