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Invirtiendo los mandos del Poder




Hoy he caído en la cuenta de algo que, de tan simple, se me ha pasado siempre desapercibido, y creo que es importante.

Cuando miramos a nuestros políticos, de entre toda la maraña de sentimientos varios que nos producen, hay uno que creo que predomina por los demás, y es la falta de empatía. Vemos al político como alguien “automático”, como si fuera uno de esos robots que inventan ahora los japoneses para hacer las labores del hogar, pero que está “programado” para hacer labores políticas.

Todos sus actos están “programados”, decididos, todas sus palabras “controladas”... incluso los supuestos chistes están preparados. No existe en política la palabra “espontaneidad”. Es más, está visto como el gran error dejar algo sin atar, sin controlar. Entonces, el producto que ve la gente es algo automático, sin VIDA. Lo que nos hace HUMANOS completos, es precisamente el corazón, donde habita la espontaneidad. Pero eso, hoy en día, para el “intelecto” representa una “tontería”. Hemos denostado al corazón, a tal punto que hemos conseguido que hablar de corazón sea cosa de Cohellos... de flojitos. Y es que, precisamente, ya se ha encargado la mente de hacer del corazón esa cosa flojita, empalagosa, llena de sentimientos ñoños... “que no tiene proyecto”.... nada más lejos de la realidad. El CORAZÓN es una INTELIGENCIA VIVA, on line, que vive en la espontaneidad porque ahí está el flujo de su movimiento.

El CORAZÓN, aquel al que nos referimos en estas palabras, nada tiene que ver con el sentimentalismo, sino con lo que el ser humano es más allá de la mente. Las emociones y los sentimientos, tal y como solemos vivirlos, son producto también de la mente y se quedan "atrapados" en ella. ¿O no se han fijado ustedes que son esclavos de sus pensamientos y sus emociones? ¿Cómo es posible que no seamos capaces de salir de ese laberinto que nos maneja? Evidentemente, un error circula en todo este engranaje, y eso es lo que AHORA tenemos la oportunidad de VER, y salir de esa trampa que nos impide ser los seres libres que en realidad somos.


Por todo esto es por lo que el CORAZÓN, como nos estamos refiriendo a él, para la mayoría de las personas es un gran desconocido, pues aún ni siquiera se han planteado si es posible salir de todo ese desorden mental que anida en nuestras cabezas, si existe otra forma de vivir en el ser humano, que mantenga el orden "YO pienso"; y no "YO soy un conjunto de pensamientos que vienen a mí de forma espontánea, y a los que no puedo parar, y me hacen sufrir".

Hemos creído que somos unos cerebros caminando, pero somos algo mucho más grande. Ese algo que somos es a lo que me refiero cuando digo CORAZÓN. Eso es lo que "falta" en política, en las casas, en los comercios, en las empresas, en los colegios... eso es lo que "está faltando" en todas partes. (Entrecomillo la palabra "faltar" porque, paradójicamente, es algo que ya poseemos). Y cuando digo que falta corazón en todas partes, no digo que ahora sea necesario que nos pongamos a darnos abrazos  para solucionar las cosas del mundo (y por favor, no entiendan que quiero decir que los abrazos no son buenos, es simplemente que hay algo más profundo en todo esto); sino que es necesario encontrar al verdadero director de nuestras vidas, a la inteligencia que sí ofrece estabilidad auténtica, serenidad, sosiego y plenitud.

Todo esto no es un panfleto de “ilusiones místicas”, sino una realidad que SOMOS.

El corazón, repito, es una INTELIGENCIA AMOROSA; no un nido de sentimentalismo. En él no “anidan” las emociones. Las emociones “anidan” en nuestras cabezas. En el corazón, simplemente, las emociones son una ola en el océano. La emoción no perturba cuando la mente está limpia y serena.

Por la ausencia de todo esto, cuando miramos a un político por la tele no vemos más que un autómata, porque todas sus palabras están absolutamente controladas por la mente, por una mente que ni siquiera es suya, pues él obedece fielmente los impulsos de una “parte” (partido, dividido), de una ideología que flota en el aire. No hay nada original allí, el político de hoy en día es solo un repetidor, un mero teléfono de las ideas de otros que deciden cómo controlar a quien se deja controlar.

Y las personas de a pie queremos ver como políticos a seres originales, auténticos. Las personas de a pie, andamos también buscando nuestro CORAZÓN. 


Hoy en día tenemos el gran espejo del político autómata en frente nuestro. No sé a ustedes, pero a mí eso me enseña a buscar en mí eso que no veo en ellos. A mostrar mi CORAZÓN, ése que es verdaderamente una nueva inteligencia, que no se mueve por sentimientos vanos, sino por un VER que surge cuando dejamos de controlar mentalmente a nuestro alrededor todo lo que ya en su naturaleza es incontrolable. Cuando la mente está tranquila, cuando no es una lavadora automática de pensamientos, es cuando el corazón entrega su verdadera inteligencia, y la mente, como excelente herramienta que es, lleva a cabo aquellas ideas. Este es el verdadero ORDEN.

Es necesario invertir los mandos; pero desde el interior de cada uno.

Una mente que no puede dejar de pensar, es una mente invertida, errónea.

Cuando las posiciones están en correcto orden, TÚ eres el que piensa, no eres simplemente un receptor de pensamientos que no quieres tener. Es entonces cuando descubres un tipo de inteligencia que nada tiene que ver con el pequeño manejo repetido y automático de la mente. El cerebro debe ser una herramienta, no un director. El director eres TÚ. Y tú no eres solo una mente.

Esta es la gran revolución de PODER que se está produciendo ya en miles de personas normales y corrientes en todo el mundo. Un cambio de poder desde el interior, un reseteo interno que nos permite encontrar una libertad que NADIE te va a entregar, y la cual a NADIE puedes exigir, pues está en ti desde siempre.

Creo que es posible cambiar el modo automático por el Original.

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