Ir al contenido principal

"No tengo tiempo, no tengo dinero": La observación que quema la identificación

(Fragmento del libro "LOS FOTOGRAMAS INVISIBLES: La Economía en Convergencia)

Cuando recibo la noticia de un precio que tengo que pagar, inmediatamente saltan los observadores de la Supervivencia aportando una “carga” a ese precio, un temor, una pesadez...etc. Hasta ahora hemos funcionado a través de esa carga, ella decidía si comprar o no. Estábamos identificados con la carga, de modo que los miedos nos dirigían en nuestras actividades económicas. Ahora podemos comprobar que soy yo quien da fuerza a esa carga, que la puedo dejar que pase, o bien puedo engancharme e identificarme con ella.

Podemos también observar el programa y saber cómo funciona. En lugar de elegir o desechar el producto “por la carga” de precio que supone, podemos observar la carga.

Muchas personas, cuando van a hacer algo que les gusta, se encuentran con este problema: la carga del precio. Se dicen, entonces, “quiero hacerlo, pero es mucho dinero, o no tengo dinero”. Como hemos dicho en un capítulo anterior, donde ponemos nuestro dinero, ponemos nuestra energía, de modo que el programa intentará hacer lo posible para que sigamos dirigiendo nuestro dinero a actividades del propio programa, y pondrá todo tipo de juicios y barreras a que lo pongamos en actividades que nos están dirigiendo a vivir fuera del programa. Entonces tendremos diferentes cargas: “es muy caro”, “esto debería ser gratis”, "tengo que tener otras prioridades". etc. Bien, cuando nos suceda esto, puedo tomar una opción diferente, que es la de la observación. Si es temor a quedarme sin dinero, lo observo, si es un juicio, lo observo, si es comparación, protección...etc. Sencillamente, lo observo de forma neutra. Cuando empiezo a prestarle atención,  la identificación, seguramente, se alterará, como un caballo de rodeo, y en ese alterar se está quemando a sí mismo, así que, manténte en esa observación y deja que tu identidad se queme en ese maravilloso fuego de la contemplación. Esta observación va disolviendo la identidad, la hace combustible para que, toda la experiencia pasada, sea útil y tome otro sentido completamente distinto al que yo le venía dando hasta aquí.

Ahora YO observo el miedo, no soy el miedo, de modo que el miedo no me dirige, aunque intentará seguir dirigiendo y por eso se produce la sensación de "caballo de rodeo".

Si estoy identificado con el miedo voy a actuar por él, siguiendo obedientemente sus designios, pero si quemo esa identificación a través de la observación del miedo, ésta va a ir diluyéndose hasta que desaparezca, y entonces, cuando el miedo pase, no encontrará identificación alguna a la que agarrarse. Por eso es esencial darse cuenta de que no estamos observando “para eliminar” el miedo, sino que observando el miedo se quema el enganche, la identidad, y el miedo entonces ya no es un inconveniente.

Después de este trabajo, podré ver de otra forma la situación que tengo delante. Si realmente es algo que quiero hacer, que me será útil, sin carga encontraré el modo de hacerlo; de otra forma, si verdaderamente era algo inútil, perderá todo el interés la actividad, pero lo importante es que se desvelará solo.

Así como con el dinero, sucede con el tiempo que tengo para hacer las cosas. Cuando me digo “quiero hacerlo, pero no tengo tiempo, o tengo otras cosas más urgentes”, estoy en la misma situación. Si la actividad que quiero realizar siento con todo mi ser que es lo que quiero hacer, donde debo estar, si tengo “barreras” de tiempo u otras actividades que me impiden estar ahí, tengo que mirar si estoy dando credibilidad a juicios o cargas que el sistema me va a mandar para que siga alimentando las actividades del propio programa. Cuando empiezo a ignorar estas falsas responsabilidades, estos juicios, cuando los detecto, entonces veré que, de forma natural y fluida el tiempo que necesitaba para esa actividad, surge, se adapta solo.

Nuestro cometido únicamente es observar la carga con neutralidad, todo lo demás viene por añadidura.

Comentarios

  1. Pues asi lo vivo, despues de chocarme constantemente con programas inconscientes..está tan claro... que no puedo dejar de verlo.. y sobre todo, aplico para converger mi Vida....

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El Masculino, el Femenino y el Dinero

  "Equilibrio" Dibujo de José Mataloni EL DAR Y EL RECIBIR: MASCULINO Y FEMENINO Muchas personas dicen que se sienten más cómodas dando que recibiendo, por tanto, en ellas existe una programación mental previa para dar y no tanto para recibir. Recibir es la energía femenina. La naturaleza es una viva expresión de esta energía. La naturaleza recibe la energía del sol, que es masculina, y le otorga la vida. La naturaleza recibe, y al mismo tiempo da sus frutos. De hecho, utilizamos la palabra “natural” cuando queremos expresar que algo sale sin esfuerzo, como si fuera en la esencia de uno mismo. También decimos: “ es mi naturaleza ”, cuando queremos expresar que hacemos algo simplemente porque nos sale, como una vocación, o entregar una mano amiga o nuestro cariño cuando verdaderamente tenemos el impulso por el corazón. La naturaleza es un gran espejo en el que poder observar nuestra propia energía femenina. Durante cientos de años la energía femenina ha quedado r

DAR SE

Cuando das con la finalidad de recibir (reconocimiento, cariño, pertenencia, aprobación, validación...etc.), llegará un momento en que, al no recibir, uno cree que está “dando de más”, “que es tonto por dar a quien no lo merece”... etc... y quizás tenga razón en la superficie, pero en lo que sucede en lo profundo, es que está teniendo una finalidad no vista. Creía que estaba “dando de corazón”, pero estaba dando para recibir. La cuestión no es cuánto das, sino desde dónde das. Porque ese “desde dónde”, si no recibe, va a acabar culpando al afuera de que no le da lo que merece, de que no es visto, no es tenido en cuenta. Simplemente, no me veo, no me tengo en cuenta, y doy para recibir atención, aprobación, cariño... necesito que el afuera me diga que soy lo que yo mismo no puedo ver de mí, y si no la recibo, es “el otro” el culpable de no reconocer mi valía, valía que, yo mismo no puedo ver y por eso “obligo” al otro a que me reconozca. La generosidad de quien se posiciona en su valenc

El verdadero "fluir de la vida" y la "acción genuina"

 Fragmento del libro "LOS FOTOGRAMAS INVISIBLES: La Observación y la Economía en Convergencia", de Laura Fernández Campillo. ¿Qué diferencia hay, pues, entre el “fluir de la vida” y “dejar las cosas al curso de la vida”? Bien, con lo que yo he denominado fluir de la vida, para entendernos, incluyo un fluir interno, y no solo un supuesto fluir externo. Por ejemplo, puede que me diga: “quiero aprender a bailar”. Siento que quiero hacerlo. Sin embargo, me encuentro con un montón de inconvenientes cada vez voy a apuntarme a clases de baile.  *Primero no encuentro dinero suficiente ,  *después no encuentro tiempo , porque me surgen muchos y variados “compromisos” que me incomodan…etc.  *Y finalmente no puedo ir a bailar y me digo: “bueno, será que no tengo que bailar, lo que la vida me pone delante es lo que es”.  Y esta última frase tiene una gran verdad, y una gran trampa. La gran verdad es que lo que la vida me pone delante es lo que es ; es decir, la vida me es