La evidencia de la dificultad de los tiempos y la experiencia personal como observadora de primera fila, me llevaron a escribir el libro “El círculo económico”, -el cuál estará brevemente a disposición de todos-, cuya intención es la de lanzar propuestas sencillas, particulares, para cada individuo; generar una pregunta íntima en cada uno de nosotros que se corresponda con un sentido de responsabilidad individual y social: ¿qué puedo aportar yo para construir? Es hora de generar soluciones. Se ha hablado mucho sobre quiénes han sido los culpables de esta crisis. Sin embargo, uno solo escucha hablar a quienes acusan a otros; nadie se toma el papel de asumir cierta responsabilidad, la cual, por cierto, nos atañe a todos.
Los sistemas económicos mundiales han tocado fondo, han llegado a un punto de no retorno en el que ya no hay cabida para seguir estirando la cuerda de la individualidad. Curiosamente, pareciera que la evidencia no resulta tan evidente, y muchos aún están interesados en mantener estos sistemas “vivos” a través de máquinas de respiración artificial. Todo será en vano, aunque, obviamente, el cirujano tiene que hacer su tarea. No se puede cortar de golpe lo que venimos alimentando, con brío, siglos atrás.
La economía no es más que la forma que tenemos los humanos de administrar los recursos existentes (ya que no son inagotables), transformarlos y distribuirlos entre la sociedad. Algo tan básico y tan necesario, se ha visto denostado y degradado por el mal uso de la misma, y no por lo que ella significa de forma esencial. Y como todos participamos del reparto de estos bienes, todos tenemos nuestro granito de responsabilidad en su desarrollo. La difusión que pretendemos desde la visión de la Economía consciente reside, precisamente, en tratar de hacer observar este aspecto de compromiso individual con respecto a la sociedad, al conjunto de la humanidad. Desde aquí, trataremos de observar de qué forma nuestros actos individuales aportan al conjunto, y cómo nuestra actitud aporta en aquello a lo que tanto criticamos.
No se trata de buscar “nuevas normas”, o nuevas ideologías, y mucho menos de dar lecciones de comportamiento; sino de despertar la pregunta, que cada uno llegue a la observación de los hechos por sí mismo y, una vez allí, tenga una nueva perspectiva para manejar sus actos de un modo más consciente y más favorable para toda la sociedad, y por supuesto, para sí mismo.
Cuando dejamos de movernos por motivos humanos, y nos decantamos únicamente por el motivo del interés monetario, comenzamos a funcionar con el mismo mecanismo avaro que ya venía moviendo a las grandes multinacionales y los grandes bancos, y que tanto nos gusta criticar.
Buscamos el producto más barato, sin tener en cuenta el esfuerzo de quien lo produce, la atención de quien lo vende, el aporte que entregamos y a quién se lo damos.
En este blog iremos dando los retazos principales de los planteamientos realizados en “El Círculo Económico”, siempre con la perspectiva abierta, y con la intención de ir poniendo en práctica, día a día, propuestas sencillas que todos nosotros podemos aplicar.
Esperamos vuestra participación y que os sea de utilidad.
Buena suerte con esto.
ResponderEliminarEs muy fácil desprenderse de la propia responsabilidad encontrando culpables afuera, y a la vez entrando fácilmente en el engranaje, sin percepción real de lo que está sucediendo.
Un cambio en este sentido en una masa crítica de personas podría ser un factor mayor en la "alteración de los mercados financieros", como gustan hablar los tecnicistas.
Abrazos
Así es, Marcial, un cambio de una masa crítica sería suficiente para alterar muchas cosas. De momento, empezar por uno mismo es ya un paso enorme.
ResponderEliminarAbrazos Marcial