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Fase de reconocimiento - Fase de desactivación del constructo

(Fragmento del libro "La Inteligencia Subyacente: El individuo y sus vínculos")


El intérprete (o interferencia), cuando toma el proceso de observación, busca el error dentro o fuera de sí, para solucionar el hecho de que me siento incomodísimo; mientras que la conciencia vertical va a incluir ese sentir incomodísimo, haciendo un escaneado profundo de la carga y dando a luz una lógica extraordinaria de la situación, que no procede de un análisis de los elementos, ni de una justificación, sino del escaneado e integración de la carga que verdaderamente me opera en el momento. Esta lógica viene a través de un darse cuenta que no procede de un tiempo mental de pensamiento, sino que es un darse cuenta que me da percepción inmediata y de otro calibre de frecuencia, de lo que antes no podía ver.

Tenemos entonces dos pasos muy diferenciados:

1. Un impulso del intérprete de analizar el conflicto, analizar lo que me pasa, para dejar de sentirme así, para solucionarlo. El intérprete busca salir de la situación, encontrar una solución.
2. El interés de la conciencia por escanear e integrar plenamente la carga que produce la situación, descartando todo el argumento que viene con ella. Descartando el proceso de análisis mental de los hechos. No busca una solución, sino la conciencia que se genera de aquella conflictiva. Busca integrar la carga. El anterior busca "cambiar" algo para que no se sienta la carga, para excluirla.

La segunda sería la fase de desacreditación del constructo pone el foco en todo el "paquete interpretativo calificativo", para su desintegración. No busca generar una imagen nueva que haga de contrapeso a la carga, o que oculte la carga de incomodidad. No busca el error en el afuera para evitar sentir la carga. No busca el error adentro, en modo confesional, para evitar sentir la carga. Simplemente asume la carga tal y como se produce, con los elementos tal y como están, sin pretender cambiarlos para que el movimiento de las piezas del ajedrez disminuyan el sentir. Esta incorporación de la carga, genera un circuito para la secuencia lógica del lugar que estoy transitando. Esta secuencia lógica es algo que se produce en cada individuo de forma intransferible. Este es un escaneo certero para saber dónde estoy y dónde no. El dónde estoy que me da el argumento, tiene mucho mayor margen de error que el de la carga, pues de alguna forma tiende al reconocimiento culposo, o a la justificación culpando al afuera. La carga, en cambio, es la que es..

Cuando aprendemos a detectar internamente ambos movimientos, entonces comprobamos el esfuerzo con el que se produce uno, y la liviandad que genera el otro. Este movimiento nos va permitiendo aprender a discriminar el análisis, de la integración de la situación que nos lleva a su comprensión lógica inmediata, en la parte que pueda ser integrada en cada momento. Este segundo movimiento es como un goteo de comprensiones, lento, y muy importante de cuidar ese proceso y su ritmo. El otro movimiento busca solucionar ya las cosas, porque busca excluir la carga, quiere ver lo que no puede ver, quiere ampliar su conciencia ya, para no sentir lo que siente...etc.



Bajo las reglas del intérprete, hay un querer hacer algo, un cambiar, analizar...etc, para no sentir carga real que estamos sintiendo, para “resolverla”. Esperamos que con "la confesión" de lo que tengo en la trastienda, mi percepción mute. La fase de reconocimiento, recordemos, no es para conseguir un premio por haber confesado, sino para reconocer qué está operando verdaderamente como un susurro referente en mi realidad, y una vez detectado, desacreditar al referente y al constructo.

Poco a poco, el mecanismo de encontrarme con los referentes inconscientes, se va produciendo con más naturalidad y no como un proceso confesional, a medida que me centro en la carga misma, en lugar de en el argumento.

Tratar de buscar con el pensamiento qué referente me está operando, me va llevando hacia el reconocimiento moral del referente; en cambio, el escaneo de la carga, me lleva al encuentro honesto con el referente, lo cual es una desactivación inmediata del mismo. Aquí se producen puntos de inflexión en la percepción.

Así, en lugar de continuar con el reconocimiento y validación de "mis errores" (mea culpa), se produce un encuentro inmediato con el referente, con el "error",  que permite su desactivación automática. Este tipo de atención sin esfuerzo, es mutadora en sí misma, mientras que la observación que hace el intérprete buscando errores para solucionar conflictos, no muta, sino que genera más y más frustración al ver que por mucho que observe no resuelve nada.

Aquí hablamos, entonces, de desactivación de los constructos de la trastienda. Asumir (encuentro directo con el referente) y desactivar (quitar el crédito a toda la calificativa sobre lo que el referente interpreta que soy).



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