"En esta época, la creencia en la virtud del trabajo ha hecho un gran daño a nuestro mundo" Bertrand Russell
Al leer esta frase me han venido a la memoria los años que pasé trabajando en banca. Aquellos años en los que vi tan cerca lo fácil que es olvidar la verdadera responsabilidad del ser humano, en aras de una falsa responsabilidad por el trabajo. A uno le dicen lo que tiene que hacer. A uno le dicen, incluso, lo que tiene que pensar; o mejor dicho, le dicen que no piense, y que actúe según el mandato recibido. Y uno se pone el uniforme de guerrero de las finanzas para llevar a cabo la obra encomendada. A veces, a uno se le pasa por la cabeza la pregunta: "¿estaré haciendo lo correcto?" En realidad sabe muy bien que no lo hace, sin embargo, la justificación se sirve muy sencillamente: "yo hago lo que me piden". Y aquí me viene de nuevo a la memoria aquella ley argentina, post militarismo, denominada "ley de obediencia debida", por la que se eximía de toda responsabilidad a los militares con rango inferior al de coronel, que hubieran tenido que acatar órdenes de sus superiores en el periodo de la dictadura.
Sin embargo, la única ley viva de un hombre es la que lleva dentro de sí, aquella que le advierte que sus actos son únicamente responsabilidad suya.
Hoy en día, con la escasez del trabajo parece haber proliferado esta extraña y nefasta justificación de obediencia debida; sin embargo, como toda semilla negativa, también es posible que genere una bella planta, que es la de todos aquellos que hoy empiezan a plantearse si esa supuesta desobediencia a la jerarquía laboral, no será más bien una obediencia profunda y sincera con uno mismo, (y cuando digo "uno mismo" , no me refiero a los impulsos y a los deseos, sino a aquel habitáculo universal que habla sin palabras en nuestro interior) que al fin y al cabo, es la única obediencia a la que deberíamos responder.
Excelente entrada.
ResponderEliminarCreo que en muchos casos nos consume el sistema y nos deshumanizamos pero eso no es lo peor, lo peor es que nos percatemos de la conducta y aun así la justifiquemos bajo esa "obediencia" indolente. Qué peor cosa que ser desleales con nosotros mismos!
Sí, Luna, también creo que lo peor es la ignorancia. Gracias por leer y comentar.
ResponderEliminarAbrazos