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De cómo cada vez son más refinados los paquetes software

Creemos que ser humano es sentir el dolor ajeno, y acusamos de fríos, de desalmados a los que no lo sienten, o a los que no se esfuerzan por sentirlo.

“Sentirse bueno, doliente y juzgar a alguien externo, juzgar a alguien de que no está haciendo lo suficiente, o de que no siente dolor”, es un paquete software que va todo junto. Pueden observarlo en sí mismos. Va todo juntito, se produce de forma automática, de modo que, si podemos verlo, nos daremos cuenta de que no somos mejores personas por sufrir el dolor ajeno, por creer que hacemos algo externamente para solucionar un dolor ajeno. Siento comunicárselo pero sí, efectivamente, esa sensación que tienen de ser tan buena gente, no es más que un programa símil al de cualquier computador.

Ese sentimiento que permito que perdure en el tiempo a través de la creencia de que me hace más humano, es lo que verdaderamente provoca tanto dolor, e impide tener una visión del asunto que nos convierte en agentes mutadores del mismo.

El AMOR no sostiene sufrimiento, sencillamente lo desmantela. De modo que ver el horror sin horror, no es algo que esté exento de AMOR, sino justamente todo lo contrario.

Creemos que amar al “prójimo” es sufrir con él; pero tener la capacidad de observar el dolor de otro y permitir en uno que la tendencia a necesitar sentirme buena persona, sostenedor del sufrimiento del otro, que esa tendencia haga una genuina derivación 1 13 16 19, permitir que todo lo que se produce en mi interior sea observado y mutado, eso verdaderamente es AMOR, todo lo demás señores, es hacerse la película de que uno es compasivo y humano.

Sí, ya sé, eso no se ve. No es visible. Parece incluso cruel. Es más lindo sentirse bueno, activista, actuante... Pero tú eliges si quieres ser el activo jardinero que poda las ramas secas, o ser la jeringuilla a través de la cual entra la medicina en las raices del árbol.

Uno puede poner un parche abriendo o cerrando una puerta; pero la raíz de la herida reside en que nuestras identidades mantienen activa una puerta que crearon desde la virtualidad, una puerta que está en nuestro propio pensamiento, en los límites constantes con los que nos manejamos internamente, una puerta cuyas jambas son nuestros valores, precisamente esos que ahora abanderamos creyendo que nos hacen más humanos.

Podemos tratar de eliminar fronteras en lo externo, pero si aún no somos capaces de ver cómo nos limitamos a nosotros mismos, esa “ayuda” externa desde el paquete software de un cuarto que pelea con uñas y dientes por mantener el tiempo de la experiencia abierto, no será más que leña para avivar el fuego del sufrimiento humano.

Podemos sentirnos muy buenas personas actuando hacia uno u otro lado, haciendo h o b, pero la necesidad real seguirá estando viva ahí, la raíz seguirá estando podrida, y sentiré dolor cada vez que las ramas secas me muestren que la enfermedad no se ha ido. Sentiré más dolor si lo que veo fuera está más cercano a mi identidad particular, si me toca más directamente. Me sentiré mejor persona cuanto más “haga”. Y así, a través de ese sufrimiento mantenido con el que me creo aportar algo al mundo, no estoy haciendo más que mantener el sufrimiento del mundo.

Pero una visión honesta con uno mismo, con ese software que durante tantos años me ha creado una identidad de ser humano honesto, de buena persona, tener el valor de mirarse a uno mismo de frente y decir: “es cierto, mi supuesta compasión no es más que una programación automática”, tener ese infinito valor es también AMOR infinito.

Si vemos esto en nosotros mismos, entonces podremos distinguirlo fuera también. Pero si no lo hemos visto en nuestra propia mente, en nuestra propia carne, entonces todo lo de fuera me parecerá lo mismo, no seré capaz de distinguir la paja del trigo, y cualquiera que venga con palabras amables será mi “guía”.

En estos tiempos de gran confusión, el cuarto disfrazado de original se pasea a sus anchas sin ser visto, ni dentro, ni fuera de uno.Y la incitación a ser atrapado por esos "valores" está a la orden del día.

Ser humano, DESPIERTA tu observación, que no es oro todo lo que reluce, ni es AMOR ni HUMANO todo lo que se ofrece como tal.

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