La mente, cuando solamente accede al limitado campo de los programas,
solo puede percibir como intuición algunas de aquellas capacidades o
potenciales que tiene en el abstracto. Como siempre está tratando
"alcanzar" la plenitud, entonces las convierte en expectativas, en
deseos que supuestamente le llevarán a la felicidad, y trata de
conseguirlos en su forma, basándose en lo que, según el pasado y su
experiencia, consideraría que le haría feliz. Sin embargo, es cuando
dejamos de alimentar la distorsión de
perseguir el deseo, el sueño, cuando podemos hacer concreto ese
potencial abstracto que antes no podíamos ver. Y ese potencial está
fuera de los límites de lo que la mente imagina factible. Por tanto,
cualquier sueño o expectativa, sencillamente, es un límite para la
capacidad previa que poseemos en lo abstracto.
"Los anhelos son presentimientos de facultades que residen en nosotros,
los signos precursores de lo que un día estaremos en condiciones de
llevar a cabo" Johann Wolfgang Goethe (1749-1832)
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