Fragmento del libro "Los Fotogramas Invisibles: La Economía en Convergencia"
Cuando estamos observando un programa, debemos ser conscientes de que estamos descubriendo todos los entramados del mismo, es decir, todas las preguntas que se abren, y todas las respuestas a todas las preguntas. Cuando todos los fotogramas son vistos, los visibles y los que estaban invisibles y salieron a la luz, la experimentación de ese programa se cierra.
Habrán podido comprobar en sus propias vidas cómo situaciones que les solían suceder en el pasado, e incluso repetirse, de repente, ya no vuelven más. Eso sucede cuando todos los fotogramas fueron vistos.
Por todo esto, cuando estamos utilizando la observación en nuestras vidas, puede suceder una curiosa “trampa” que nos puede alargar un tiempo más la experimentación del programa. Esta observación, por un tiempo, puede ser que sea “intencionada”, es decir, observo PARA resolver mi conflicto, observo PARA quitarme un miedo, observo PARA que se resuelva mi situación externa. Tenemos que entender que ese observador es parte del mismo programa, y puede ser el último en ser visto, pero hasta que no es observado sin cargas, el programa no cierra, y por eso nos vemos en una situación en la que parece que estamos estancados.
Como ya tengo activo un observador que está fuera de la existencia (Conciencia), fuera de los programas, un observador neutro que ve sin cargas, mi observación parece muy limpia y sin cargas en “CASI TODOS” los puntos. Sin embargo es la misma observación la que no está del todo limpia.
Al darnos cuenta de este hecho, entonces podemos volver la mirada sobre el observador intencionado y permitir que la observación, simplemente, suceda, y no que sea guiada por un observador con un interés personal, pues mientras esté ese interés personal, por muy camuflado de observación que se encuentre, el programa sigue activo.
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