El darse cuenta es tuyo. Puede que un “otro” te abra una puerta, y como te “das cuenta”, crees que le “debes” algo, que no puedes utilizar aquello de lo que te diste cuenta porque no es “propio”. En realidad, el otro no te dio nada, no te traspasó nada, así que no le debes nada. Solo provocó iluminar un punto de conciencia que no había sido vista. Y esa conciencia es tuya. Eres propietario de tu darte cuenta.
Utilizar en propiedad ese darse cuenta no es un “robo de potenciales”, sino el uso consciente y en maduración de la legitimidad de tu rol como elemento de la Tierra a través del cual se genera conciencia. No es lo mismo esto, por tanto, que utilizar las ideas de otro, y apropiarse de ellas. No es lo mismo que yo te cuente algo de lógica de la economía, y tú lo repitas como tuyo, a que lo que yo te cuento de economía te despierte tu propia conciencia acerca de la economía, y compartas a partir de ahí tu propio prisma de la lógica de la economía, legítimo por tu darte cuenta.
Ahí es donde la suma de los aportes es mucho más grande que los aportes por separado. Porque unos y otros brillamos cuando salimos de las persecutas de los “me debes, te debo” para acceder a un espacio de madurez en el que nos hacemos brillar mutuamente, reconociendo lo que nos despierta el otro, pero no quedamos en deuda. Pasamos así, de la deuda al reconocimiento del lugar del que procede esta inspiración al darme cuenta.
Que no me debes nada, que no te debo nada, que somos como corazón y venas coordinando el funcionamiento natural y sano del organismo al que pertenecemos. Entonces, nos Reconocemos.
Economía vital en funcionamiento lógico.
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