"De la Ley del Esfuerzo al Asumir Frontera
Estamos tan acostumbrados a utilizar el esfuerzo, la voluntad, a convertir todo en un “logro”, que podemos encontrar el inconveniente de seguir utilizando esta fórmula a la hora de permitir la transformación de nuestra percepción.
Por ejemplo, si me da miedo hacer algo, o vergüenza, tenemos aquí una sutil pero enorme línea que puede marcar la diferencia.
Con la ley del esfuerzo nos decimos “vamos, que tú puedes”, y consideramos “ser valientes” al hecho de enfrentarnos a algo en el concreto. Sin embargo, cuando hablamos de enfrentarnos a ese miedo desde el abstracto entra la confusión.
Vamos a poner un ejemplo concreto para que se vea mejor. Me llega la factura de la luz. Yo puedo utilizar ahí la, llamémoslo así “programación para la valentía”, y me digo, aunque tengo miedo, porque no sé cómo voy a pagarlo, o porque tengo muchos gastos y me ha venido uno más alto de lo que me esperaba, “ya veré cómo lo pago, yo puedo, vamos adelante!”. Ahí estoy enfrentando el miedo desde el concreto. Perfecto, a veces es un paso necesario, enfrentar en el concreto las situaciones; sin embargo, de lo que estamos hablando aquí es de un paso mucho más profundo. Cuando recibo el impacto de la factura, “algo” dentro de mí reacciona con temor, con preocupación. Ahí es donde tengo mi FRONTERA. Cuando permito que el vacío actúe ahí, en ese punto exacto, en esa reacción, entonces la situación se torsiona, porque estoy permitiendo que sea mi ser original quien intervenga. Si soy “yo”, desde mi identidad, poniendo valentía al asunto, entonces no tendré el mismo resultado que si permito al vacío que ocupe su lugar en mi vida cotidiana.
Por supuesto, esta observación no se produce hasta que no empiezo a dejar sueltas muchas de las ideas que aún tengo agarradas con mi mente. No puedo esperar que el vacío actúe si tengo la mente llena de pensamientos.
Por eso insistimos en la importancia de permitir que ese vacío entre a actuar en mi mente, y en todas las instancias del “yo”.
Así, poco a poco, esa sensación de “tengo que enfrentarme a ello” “tengo que ser valiente”, también será observada, y esa es una raíz muy profunda de ese programa de esfuerzo en la transformación, de modo que al ser encontrada, va a dar paso a una nueva forma de actuar en la vida, en la que la aceptación de lo que sucede y la inclusión del vacío en la observación de todas mis reacciones, me permite que ya el esfuerzo no esté presente.
Aquí creo importante resaltar que no estamos hablando de nada que conseguir, ni ningún lugar que alcanzar, sino de permitir otra forma de manejarnos en la vida, en la que seguimos teniendo errores, y las reacciones que nos saltan se gestionan de forma distinta. De modo que no esperes alcanzar un estado ideal, no reactivo, sino más bien ábrete a permitir un estado que integra aquello que la imaginación de los ideales siempre quiere quitarse de encima para ser visto como perfecto." Fragmento del libro "El Efecto Vacío"
Estamos tan acostumbrados a utilizar el esfuerzo, la voluntad, a convertir todo en un “logro”, que podemos encontrar el inconveniente de seguir utilizando esta fórmula a la hora de permitir la transformación de nuestra percepción.
Por ejemplo, si me da miedo hacer algo, o vergüenza, tenemos aquí una sutil pero enorme línea que puede marcar la diferencia.
Con la ley del esfuerzo nos decimos “vamos, que tú puedes”, y consideramos “ser valientes” al hecho de enfrentarnos a algo en el concreto. Sin embargo, cuando hablamos de enfrentarnos a ese miedo desde el abstracto entra la confusión.
Vamos a poner un ejemplo concreto para que se vea mejor. Me llega la factura de la luz. Yo puedo utilizar ahí la, llamémoslo así “programación para la valentía”, y me digo, aunque tengo miedo, porque no sé cómo voy a pagarlo, o porque tengo muchos gastos y me ha venido uno más alto de lo que me esperaba, “ya veré cómo lo pago, yo puedo, vamos adelante!”. Ahí estoy enfrentando el miedo desde el concreto. Perfecto, a veces es un paso necesario, enfrentar en el concreto las situaciones; sin embargo, de lo que estamos hablando aquí es de un paso mucho más profundo. Cuando recibo el impacto de la factura, “algo” dentro de mí reacciona con temor, con preocupación. Ahí es donde tengo mi FRONTERA. Cuando permito que el vacío actúe ahí, en ese punto exacto, en esa reacción, entonces la situación se torsiona, porque estoy permitiendo que sea mi ser original quien intervenga. Si soy “yo”, desde mi identidad, poniendo valentía al asunto, entonces no tendré el mismo resultado que si permito al vacío que ocupe su lugar en mi vida cotidiana.
Por supuesto, esta observación no se produce hasta que no empiezo a dejar sueltas muchas de las ideas que aún tengo agarradas con mi mente. No puedo esperar que el vacío actúe si tengo la mente llena de pensamientos.
Por eso insistimos en la importancia de permitir que ese vacío entre a actuar en mi mente, y en todas las instancias del “yo”.
Así, poco a poco, esa sensación de “tengo que enfrentarme a ello” “tengo que ser valiente”, también será observada, y esa es una raíz muy profunda de ese programa de esfuerzo en la transformación, de modo que al ser encontrada, va a dar paso a una nueva forma de actuar en la vida, en la que la aceptación de lo que sucede y la inclusión del vacío en la observación de todas mis reacciones, me permite que ya el esfuerzo no esté presente.
Aquí creo importante resaltar que no estamos hablando de nada que conseguir, ni ningún lugar que alcanzar, sino de permitir otra forma de manejarnos en la vida, en la que seguimos teniendo errores, y las reacciones que nos saltan se gestionan de forma distinta. De modo que no esperes alcanzar un estado ideal, no reactivo, sino más bien ábrete a permitir un estado que integra aquello que la imaginación de los ideales siempre quiere quitarse de encima para ser visto como perfecto." Fragmento del libro "El Efecto Vacío"
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