Hay una “positividad” que es reaccionaria de la “negatividad”, es decir, me pongo positivo “por narices”, “por cojones”, que diríamos en España. Me pongo el mundo por montera y salgo a la calle con una sonrisa.... hasta que viene alguien y me jode el día. (Disculpen el vocabulario... ;) ) Y cuanto más “positivo” me pongo, más “negativos” genero... (¿Se acuerdan de la canción de Javi Cantero? pues eso...). Me encuentro con personas que parecen quejarse de todo, y tengo que hacer un ESFUERZO más: “alejarme de ellas”. Sin embargo, paradójicamente, cuanto más intento alejarme de los “quejicas”, más quejicas me encuentro... Esta suele ser una rueda de la positividad reaccionaria. Critico a los que protestan, a los que se ofenden, a los que tienen ira, a los que están cansados de vivir, a los que están deprimidos... simplemente, porque tengo miedo a enfrentarme con mis propias tristezas, con mis propios enojos, con mi lobo feroz interno...
Pero, este lobo, tarde o temprano tiende a salir, a expresarse. Solo quiere un poco de oxígeno, solo quiere un poco de atención, solo quiere un poco de amor....
A medida que vamos abrazando al lobo, una alegría más natural y sin esfuerzo sale de nosotros. Cualquiera puede confundirlo con ser “positivo”, pero no tiene nada que ver, pues no es necesario realizar ningún esfuerzo por estar contento, sino que es una alegría que procede de la aceptación de lo que veo alrededor, de la ausencia de lucha con el exterior y con mis pensamientos.
Si estás viendo mucha “negatividad” a tu alrededor, quizás sea un buen momento para abrazar la tuya (la negatividad, digo... ;) ). Antes de lanzarte a juzgar a “los que no aportan más que tristezas e ira”, mira en tu corazón... los mejores tesoros a veces vienen envueltos en papeles incómodos.
Todos vivimos momentos de negatividad, son etapas duras pero cuando pasan sentimos esa ráfaga de positivismo que no se busca, simplemente aparece sola. Muchas gracias y un saludo.
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