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El Masculino, el Femenino y el Dinero

  "Equilibrio" Dibujo de José Mataloni EL DAR Y EL RECIBIR: MASCULINO Y FEMENINO Muchas personas dicen que se sienten más cómodas dando que recibiendo, por tanto, en ellas existe una programación mental previa para dar y no tanto para recibir. Recibir es la energía femenina. La naturaleza es una viva expresión de esta energía. La naturaleza recibe la energía del sol, que es masculina, y le otorga la vida. La naturaleza recibe, y al mismo tiempo da sus frutos. De hecho, utilizamos la palabra “natural” cuando queremos expresar que algo sale sin esfuerzo, como si fuera en la esencia de uno mismo. También decimos: “ es mi naturaleza ”, cuando queremos expresar que hacemos algo simplemente porque nos sale, como una vocación, o entregar una mano amiga o nuestro cariño cuando verdaderamente tenemos el impulso por el corazón. La naturaleza es un gran espejo en el que poder observar nuestra propia energía femenina. Durante cientos de años la energía femenina ha quedado r

DAR SE

Cuando das con la finalidad de recibir (reconocimiento, cariño, pertenencia, aprobación, validación...etc.), llegará un momento en que, al no recibir, uno cree que está “dando de más”, “que es tonto por dar a quien no lo merece”... etc... y quizás tenga razón en la superficie, pero en lo que sucede en lo profundo, es que está teniendo una finalidad no vista. Creía que estaba “dando de corazón”, pero estaba dando para recibir. La cuestión no es cuánto das, sino desde dónde das. Porque ese “desde dónde”, si no recibe, va a acabar culpando al afuera de que no le da lo que merece, de que no es visto, no es tenido en cuenta. Simplemente, no me veo, no me tengo en cuenta, y doy para recibir atención, aprobación, cariño... necesito que el afuera me diga que soy lo que yo mismo no puedo ver de mí, y si no la recibo, es “el otro” el culpable de no reconocer mi valía, valía que, yo mismo no puedo ver y por eso “obligo” al otro a que me reconozca. La generosidad de quien se posiciona en su valenc

¿Por qué dejé mi trabajo?

Comencé a escribir el libro “El Círculo Económico” mientras aún trabajaba en banca. La experiencia de sentirme exprimida, dividida y presionada, temerosa de perder mi estatus y mis recursos económicos, me llevó irremediablemente hacia una de mis grandes pasiones: la escritura. Cada día que pasaba en aquel despacho, atendiendo a personas preocupadas por su dinero, escuchando órdenes en mi teléfono sobre lo que debía o no debía hacer, los productos que debía o no contratar, me hacían plantearme, cada vez más intensamente: “¿quién me dirige?”... Aquella pregunta sonaba una y otra vez en mi cabeza: “¿quién me dirige?”. Si un cliente me exigía un plazo de tiempo en el que tener un resultado, o un superior me exigía unos objetivos... yo obedecía. Y en aquella obediencia había mucho dolor, pues había una enorme contradicción entre mi propio criterio y el de los que me rodeaban. Tengo amigos que cuentan que dejé la banca porque no quería engañar a la gente, pero eso no es cierto; o a