"Existe un momento en el que una conversación se torna trascendente. Aquel momento en el que la vida pasa de ser una seguridad, a convertirse en algo efímero, tan breve como las palabras que en ese instante se dedican al interlocutor. Así u no descubre que vive constantemente en la ignorancia de sentirse eterno, pero cuando siente la brevedad del tiempo en su hermano, su igual, allí todo cobra un color distinto, un sabor penetrante a intensidad y a franqueza. Allí ninguna palabra sobra, pues no hay tiempo que perder con naderías. Allí el sonido es innecesario, porque el ambiente se llena de pequeñas partículas que transportan la inteligencia de una a otra parte, como si se tratase de ínfimas ventanas favorecidas por una extraña visión de lo incomprensible. No hay sentimiento que no sea descubierto. Allí compruebas que para la vida no es posible esconder un ápice de idea, de sentimiento o emoción. La vida todo lo hace transparente, todo lo evidencia. Entonces...
¿Es posible una Economía cuyo punto de partida no sea la necesidad y el miedo? Comparto mi visión acerca de lo que exploro en mi propia vida.