Utilizamos de forma tan común esta palabra para decir de nosotros mismos que somos “responsables” o “irresponsables”, que ni siquiera nos detenemos a descubrir cuál es el objeto de nuestra responsabilidad, cuál es el baremo por el que medimos la presencia o ausencia de la misma. “Yo soy muy responsable con mi trabajo”, solemos decir. Eso significa que hacemos las tareas que nos corresponden, que no dejamos nada pendiente y que cumplimos fielmente con las normas establecidas. Vamos a poner como ejemplo un caso que quizás algunos tachen de radical, y que sin embargo yo encuentro muy significativo, porque puede ser un ejemplo muy visible debido, precisamente, a la radicalidad de las circunstancias. Supongamos un soldado nazi en pleno florecimiento del partido. Una persona íntegra, correcta, responsable. El soldado recibe órdenes de sus superiores que le indican el trabajo a realizar: conseguir expulsar al mayor número posible de judíos de Alemania. Como él es muy “responsable” ...
¿Es posible una Economía cuyo punto de partida no sea la necesidad y el miedo? Comparto mi visión acerca de lo que exploro en mi propia vida.